domingo, 21 de agosto de 2011

PSICOMOTRICIDAD Y NEUROAPRENDIZAJE EN LOS NIÑOS CON TRASTORNO DEL ESPECTRO AUTISTA.


Al presentar nuestros niños variados trastornos en el desarrollo, debemos enfocar su educación desde las bases neurofisiológicas. La Psicomotricidad, al apelar a la activación de los circuitos neuronales, es un gran recurso para lograrlo, ya que al producirse el aprendizaje del movimiento, se van preparando las bases de sustentación para todo aprendizaje posterior.
Según la teoría del neuroaprendizaje ésto se logra mediante el aumento de la cantidad de neurotransmisores, por el aumento de número de sinapsis celulares y la modificación de las proteínas producidas por las células, encargadas de fortalecer las conexiones y de facilitar la trasmisión de los impulsos a través de la sinapsis.
Distintos investigadores, entre ellos el médico ruso Luria, han estudiado las implicancias de este proceso, en el aprendizaje, ya que las actividades motrices, coordinadas intencionalmente, se transforman en acciones mentales.
La experiencia me ha enseñado que es importante proveer variadas y ricas experiencias motoras a los estudiantes, para que queden registradas en su sistema de memoria (corto y largo plazo, pasando por la memoria operativa). Estas se consolidan en diferentes áreas del cerebro, siendo el hipotálamo el que interviene en la fase inicial.
Respondiendo a estudios realizados y siguiendo las leyes ontogeneticas, es como se estructura el plan de tratamiento para la educación psicomotriz, que se inicia por la actividad motora para transformarse luego en acciones mentales, promoviendo una inteligencia imaginativa y creadora futura.
Sabemos que en toda actividad motora actúan sin lugar a dudas los niveles superiores del Sistema Nervioso Central.
A medida que esa actividad motora pueda ser sistematizada, esos niveles superiores serán empleados para otros aprendizajes. En tanto esa actividad motora pueda lograrse satisfactoriamente de manera automática, el conocimiento tendrá mejores y mayores posibilidades de progreso.
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La Psicomotridad, una de las ramas más modernas de la ciencia de la educación, enfoca directamente al movimiento, desde el punto de vista de su ejecución, e indirectamente a la activación de los neurotransmisores capaces de activar las funciones mentales.
La educación psicomotriz considera como uno de sus objetivos prioritarios, la organización de la conciencia del esquema corporal en funcionamiento. Este se estructura de acuerdo a las leyes madurativas neurológicas: la ley céfalo-caudal y la próximo distal. Es decir el trabajo debe realizarse desde la cabeza a los pies y desde el centro del cuerpo a la periferia. Siguiendo una metodología que respete estas leyes, nuestros niños lograran estabilizar su atención, se estimulara y desarrollara su memoria y se activara su acuidad perceptiva de las distintas vías, lográndose la mejor capacidad de uso de la totalidad de sus vías receptivas, de aprehensión y de ejecución para lograr el aprendizaje.
La Educación Psicomotriz debe desarrollarse en sus tres áreas:
  1. estimulación psicofuncional.
  2. actividad tónica.
  3. actividad de relación.
Para estimular los potenciales y las coordinaciones motoras, para regular el tono muscular y lograr la calidad general del movimiento y la relajación y llegar a un equilibrio reflejo automático y voluntario.
Hemos comprobado que la Psicomotricidad desarrollada dentro del programa de Terapia Educativa, es el medio más eficaz para que estos niños comiencen a integrarse, a trabajar en grupo con sus pares. Con este trabajo no solo van fortaleciendo su esquema corporal y madurando su coordinación motora tanto de los músculos largos (gruesa) como de los músculos cortos (fina), mejorar su tonicidad y equilibrar su balance dinámico y estático, sino también que al trabajar con otros niños están expuestos a modelos de iguales que le proporcionan vías para aprender, generalizar con mas facilidad sus adquisiciones educativas y aumentar sus probabilidades de un ajuste social a largo plazo.